En estos días de lluvia pase por una plaza y me detuve frente a un linda estatua que representaba a la caridad. Esta obra se encuentra en la Plaza Irlanda en el Barrios de Flores.
Justo lugar en el cual a unos metros se encontraban ellos. Ellos eran los que alguien de Barrios Norte definió como "los que juntan cosas". Es verdad que en tiempos como los que estamos viviendo nos encontramos con toda la crudeza de la realidad social. Ya no importa culpas de quien fue. Ni siquiera si vamos a repetir los mismos errores. Lo que importa hoy es que hacemos frente al hecho de la miseria instalada como nunca en la ciudad de Buenos Aires. Cartoneros que toman por asalto los desperdicios de todo Barrio Norte y que se instalan en la calle como terreno propio. Mendigos que todas las noches duermen en todos los rincones de la ciudad. El Congreso es la mejor muestra de eso. El Edificio anexo del Senado se llena de inquilinos durante la noche, dejando un espectáculo de porbreza y miseria que de alguna manera es la foto de como están nuestras instituciones. Ya es un clásico la salida de los macdonals en donde enjambres de niños descalzos pugnan por los restos de las hamburguesas que son tiradas por estas cadenas de comida rápida.
Lamento decirlo, pero no estamos acostumbrados ni preparados culturalmente para poder soportar este espectáculo que cotidianamente muestra otra ciudad de noche. Hay una de día y hay otra de noche, como si la Caridad se fuese a dormir que para los nocturnos desamparados nada mas que la posibilidad de luchar por la limosna, el deshecho, la mugre, la basura. Como restos de las especie humana que no son tenidos en cuenta ni siquiera por las empresas recolectoras de basura.
Entre los millones que de la provincia vienen a trabajar a la ciudad, aparecen sin beneficio de ninguna naturaleza "ellos""los que juntan cosas". En carros, camiones y cuanta cosa haya para juntar papel, como un eslabón mas de la cadena ecológica los cartoneros del conurbano bonaerense transforman Barrio Norte en Villa Fiorito. Para horror del medio pelo porteño, que no sabe como reaccionar frente a este triste espectáculo que ensucia sus veredas.
Fue así que dos cosas pasaron. La primera que la presencia de estos recolectores fue asociada a don k en el imaginario colectivo del medio pelo. Y la segunda que quien podía poner la basura debajo de la alfombra era Mauri. Algo así como un Blumberg impiadoso que eliminaría a estos espécimenes recolectores y los echaría a su nido de origen. Volver a poner a Buenos Aires como una suerte de Casa Foa con un toque de Estilo Pilar sin basura en la puerta.
Que increíble la clase media!!!!! Lamento que ahora descubramos que la falta de piedad tenga un costo. Lo lamento por nosotros los porteños, que somos descendientes de los barcos y de origen pobre. Quizás sea la hora en que nos inspiremos en valores también, que como la caridad son importantes para construir una sociedad para todos. Para todos los que quieran vivir en el suelo argentina, como dice nuestra constitución y de lo que pueden dar fe nuestros abuelos.
Queda entonces claro que solo con esfuerzo podremos salir de esta. Con un esfuerzo solidario y con la ambicion de construir un destino comun. Y eso solo se logra con politica. Pero eso sera motivo de otra nota.