Una y mil veces, en donde me toca, me la paso discutiendo por la falta de una política, de un discurso y de una imagen que desde el universo K convoquen y enamoren al medio pelo.
Al principio de todo era la transversalidad progresista. Esta idea acuñada no solo por el Kirchnerismo sino por los restos del FREPASO que venían de la fallida experiencia de la Alianza permitía abrigar la posibilidad de que naciese una fuerza de centro izquierda y otra fuerza de centro derecha encabezada por Lopez Murphy y por Macri. Sin embargo, el fracaso de Lopez Murphy y el método Gronholm de Mauri han hecho de la fuerza del centro derecha una fuerza municipal porteña.
El fracaso y la caída de Ibarra iniciaron el camino de la Concertación. Eso mas las promesas de institucionalidad y una formula presidencial prolija permitieron darle nuevos bríos a esta idea de la puja entre una fuerza de centro derecha y otra de centro izquierda. La inflación, cada vez más creciente, junto a la mala prensa de Moreno y el agotamiento de la política seguida con el INDEC iniciaron el camino hacia el PJ.
Los resultados de Octubre, y ya la unidad sorpresiva de los sectores medios rurales a los urbanos terminaron de definir la política K: solo el PJ garantiza la gobernabilidad en un país de débiles instituciones. No hace falta más y las ciudades que se mostraron rebeldes han permitido crear un gran espacio opositor que increíblemente aún se encuentra vacante.
Es que Carrió no termina de enamorar ni Macri termina de enganchar. Pero los dos en diferentes turnos han logrado armar una alianza social entre los sectores medios y altos tanto en junio y en octubre. La ciudad de Buenos Aires fue el escenario en donde estas experiencias se revelaron exitosas. Y fue el lugar en donde el FPV anotó scores bajos, con alrededor del 23% siguiendo los tradicionales resultados del PJ.
Ahora, pereciera que la rebelión del campo permitiría sumar lo que no podían perforar Mauri y la que habla con Dios: el interior profundo a donde llegó la soja.
Vale recordar que el PJ, en soledad, tiene una base electoral que oscila entre el 35 y el 40 % de los votos. Y en soledad el peronismo ha demostrado ser batible. En momentos de crisis económica trepa en el rendimiento, ya que a esa base suma los votos de sectores medios o altos según sea el menú que ofrezca. Es por eso que renunciar a una política para los sectores medios, ya sean urbanos o rurales, es renunciar a la consolidación de un modelo político de representación de estos sectores. El disciplinamiento en base a los Delía solo ayudan a que quienes puedan representar a estos sectores, ya vengan del progresismo o del radicalismo, se escondan y especulen con situaciones electorales que a esta altura solo pueden desarrollarse de manera local y extramuros del FPV. El mejor ejemplo de esto es, nuevamente en la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra.
¿Puede el PJ representar a los sectores medios urbanos o rurales? La experiencia indicaría que no, pero a seguro se lo llevaron preso. En las grandes ciudades y en distritos en donde lo rural pesa es probable que los candidatos sean externos al PJ. Algo así ya lo hizo Mendez con los Palitos, los Reutemann y los Sciolis. Hoy, quizás Don K pruebe con personalidades de la cultura, la educación o los derechos humanos ya en los primeros lugares de las ofertas electorales del FPV de distritos como Capital, Córdoba o Santa Fe.
El problema de estas propuestas electorales está en los límites que plantea este tipo de propuestas: no alcanzan a interpelar a los sectores medios en sus reclamos actuales. Lo podrían haber hecho tiempo atrás, pero los reclamos de hoy no están cubiertos y el estilo K de tanta verticalidad terminan de ahogar alguna experiencia en donde la autonomía es necesaria en la acumulación de voluntades.
La economía revela que son estos sectores medios quienes mas han ganado con Don K. Y sin embargo son estos sectores el corazón de la oposición al mundo K. Y de estos sectores nació, históricamente, la opinión que llevó a la caída del peronismo. Estas caídas, vale aclararlo no fueron por la vía electoral: llevaron a caminos que terminaron a salidas militares tanto en el 55 como en el 76. Solo en el 99 la Alianza logró frente al agotamiento del menemismo representar con claridad a estos sectores sociales. Fue el agotamiento económico del peronismo en el poder el que permitió la construcción de estas alianzas gorilas.
Sin embargo hoy todavía estamos a tiempo. Falta para el 2009 y la oposición corre detrás de los hechos. Los gorilas de siempre no están alineados en el mismo Zoo. El FPV todavía puede ser una fuerza electoral y política que permita la consolidación de una modelo económico de inclusión representando a los sectores medios junto a los bajos. Pero eso, amigos será motivo de otra entrada...