Hace ya tiempo que se viene hablando, a veces mas o a veces menos, de la necesidad de la reorganizacion del Partido Justicialista. Es que debido a la crisis del 2001 y, más aún, despues de la forma en que la dirigencia pudo resolver la elección de fórmula en el 2003, con el famoso sistema de neolemas que propuso Romero, el PJ quedó en estado de hibernación.
Convengamos primero que el peronismo es antes un movimiento y las formas partidocráticas son débiles en él. No hay cultura institucional interna fuerte debido fundamentalmente a que una porción significativa de la vida política del peronismo se dió en la clandestinidad. Sin poder participar de los procesos elecotorales y con sus dirigentes perseguidos el peronismo participó durante varios años de manera irregular de los procesos eletorales.
Solo despues del retorno de la democracia en el 83 y con una derrota electoral a mano se pudo pensar en la reorganizacion del PJ. Es que para la Renovación Peronista la institucionalización del peronismo solo era posible a traves del voto directo y en consecuencia, de la estructuración del PJ como un aparato territorial que garantizaba la participación de todos sus miembros en elecciones internas previas antes de cada elección general.
Aún con el cimbronazo que significó para Cafiero y la renovación su derrota este proceso continuó. Fundamentalmente los que más profundizaron este camino fueron los partidos justicialistas de los grandes centros urbanos. Esto se debió a la necesidad de la dirigencia de estos distritos de poder ofertar un peronismo democrático, demanda de los sectores medios de la decada del ochenta, que pudiera ser la fuerza política que penetrase en los secotres medios para representarlos. Capital, Cordoba Capital y Rosario comparten varias cosas: Fueron las ciudades donde sale la renovación con más fuerza desplazando a los sectores ortodoxos y vinculados al sindicalismo como parte de esta estrategia en todas estas ciudades el PJ constituyó frentes de centro izquierda y en todos los casos fracasó.
La imposibilidad del acceso al poder local, mas la rutinización democrática cristalizaron los grandes aparatos dedicados mas que a mantener el poder interno que a otra cosa. En este contexto, a las clásicas críticas que tuvo el PJ agregó otra: la del puntero. Producto que en el pasado era de exclusiva factura radical, pasó a ser de los partidos politicos al incorporarse esta figura de manera masiva en el PJ.
Por otro lado, la conduccion de Menem en la presidencia permitió que los diferentes lideres locales provinciales constituyan PJ autónomos del nacional a los efectos de las diferentes conveniencias locales. Es así que este proceso de provincialización del PJ permitió, entre otras cosas la aparicion de la ley de lemas, lo cual permitió ahorrar el proceso electoral interno y trasladarlo a la sociedad. Gran parte de las provincias "chicas" tomaron este modelo organizativo, que resolvió a los gobernadores el problema de la interna partidaria y permitió que todos los sectores puedan particpar sumando sus votos.
Por otro lado, los PJ de los grandes centros urbanos entraron en crisis, debido fundamentalmente al surgimiento de la oposición al menemismo desde el centroizquierda, lo cual descoloca a los PJ. Esta situación mas la cristalización de los aparatos partidarios terminó por pulverizar a los PJ de los grandes centros urbanos. Sus dirigentes, aquellos que lograban evitar el cuestionamiento popular optaron en todos los casos por particpar de las elecciones por "afuera" del PJ, lo cual terminó por vaciarlo y fragmentarlo liquidándolos. Los PJ provinciales por el contrario consolidaron sus poderes locales de tal manera que todas las expresiones opositoras eran fagocitadas por el mismo sistema empleado para resolver la interna peronista. Un fenómeno a parte se dió en las grandes provincias: en todas junto con la consolidación y cristalización de grandes aparatos políticos se produjo la virtual desaparacion del PJ de los grandes conglomerados urbanos salvo el caso del conurbano por razones que veremos mas adelante. El PJ imponía gobernadores con aparatos que se nutrían de votos del gran Mendoza y el sur de la provincia en el caso del PJ mendocino, con los votos del interior provincial en el caso del PJ cordobés que constituyó una alianza con la UCEDE para poder ganar en la capital provincial, con los votos de Santa Fé Capital más la ley de lemas y una alianza con un sector del socialismo para poder dar pelea en Rosario en el caso del PJ de Santa Fe. La Provincia de Buenos Aires cristalizó un aparato en el conurbano, cuyo corazón estaba en la tercer sección electoral, que con el crecimiento de la desocupación y la retirada del estado profundizó su poder político y electoral al punto que en las elecciones del 2001 se llevó prácticamente todo lo que estaba en juego. La circunstancial derrota del 97 a manos de Fernandez Meijide se debió fundamentalmente a que pudo, ni antes ni despues pasó, concentrar todo el voto opositor provincial.
La salida de Menem en el poder "liberó" a todos los PJ, a tal punto que era muy difícil tan solo reurnirlos. Ese proceso derivó en la solución que un gobernador provincial propuso: la ley de neolemas. Es decir trasladar a la sociedad la posibilidad de elegir entre varios peronistas quién será el presidente de la republica. El resto es historia reciente, asi que amigos si lo desean lo dejo para mañana.