Amigos: Lo que sigue es un articulo que escribio Ana Gerchenson en Yahoo sobre las encuestas. Es para reflexionar. Solo les digo que mas alla de su contenido, mas adelante voy a realizar una opinion sobre el. Los dejo con el articulo.
Las encuestas y los índices del INDEC comparten una condición común: en la Argentina nadie les cree. A esta altura se sabe que los sondeos de opinión ya no son lo que eran, ya no reflejan lo que miden, sino que actúan como verdaderas herramientas políticas de campaña de quien las encarga y las paga en períodos electorales.Pero esta degradación de las encuestas, ¿es sólo responsabilidad de los dirigentes políticos? Hay una cuota fuerte de falta de honestidad profesional en los sociólogos a cargo de los estudios de opinión que entregan sus resultados y ven como éstos son tergiversados en declaraciones públicas, contemplan mudos cómo se tocan números en favor de quien pagó la encuesta, no protestan cuando con su sello y su firma se dice algo que no es y, sin embargo, prefieren mantener el cliente antes que su credibilidad.A medida que las encuestas se fueron haciendo imprescindibles para los políticos, muchos de ellos se fueron convenciendo de que anticipar números favorables a través de los medios de comunicación podía servirles para inducir más votos de ciudadanos que no habían definido su voto o de convencerlos de que no tenía sentido votar a un perdedor si el partido ya estaba jugado antes de los comicios. Quizás haya funcionado por un tiempo.Pero la estrategia no resulta infalible. En el plebiscito de Misiones, a fines del año pasado, el obispo Joaquín Piña ganó pese a que lo daba ganador sólo una encuesta del festival de números que se dieron a conocer. Algo parecido pasó hace poco más de un mes en Córdoba. Los sondeos en la provincia no registraban la muy buena elección que Luis Juez iba a hacer por la gobernación, sino que daban ganador a Juan Schiaretti por más de diez puntos.Las dudas en torno a las encuestas se remontan a 1993. Durante el programa televisivo del periodista Mariano Grondona, el encuestador Javier Otaegui vaticinó una semana antes de las elecciones legislativas que el radical Federico Storani vencería holgadamente al peronista Alberto Pierri en la elección para diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. El sondeo era telefónico y evidentemente erróneo: Pierre le ganó la pulseada a Storani por más de 20 puntos. Fue un papelón.De todas maneras, nadie dice que las encuestas no sean útiles como termómetro social, siempre que no se tergiversen. De hecho, los presidentes de la época, Carlos Menem, Fernando De la Rúa y -sobre todo- Eduardo Duhalde utilizaron los sondeos de opinión antes de tomar cada una de sus decisiones de gestión.Con la crisis económica del 2001, y la llegada de Néstor Kirchner al poder, se puso de moda otro mecanismo. Los políticos y las empresas, habituales compradores de encuestas, le cedieron su lugar al Gobierno, que se convirtió en el gran contratista de las consultoras electorales. Los principales encuestadores pasaron a trabajar full time para la Casa Rosada y sus resultados a aparecer con asiduidad en los medios de comunicación, ya que eran los únicos que medían las instancias previas a las elecciones. Así sucedió en 2005, cuando estos estudios anticiparon el triunfo de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires.Pero el descalabro en Misiones puso patas para arriba este esquema. Los dirigentes de la oposición argumentaron que el Gobierno buscaba utilizar las encuestas para inducir al voto a favor de su candidata presidencial. El diario Clarín dejó de publicar los sondeos de su encuestadora cautiva (CEOP), que pasó a trabajar para la Casa Rosada, y decidió dar a conocer todos los sondeos existentes aclarando quien fue el dirigente que lo encargó, para que la encuesta sea leída en clave política.El diario La Nación contrató a una consultora con poco tiempo en el mercado (Poliarquía), aunque ni siquiera eso la puso a salvo de las críticas opositoras.El último fin de semana, todas las encuestadoras pronosticaron que Cristina ganará en primera vuelta. Los más pesimistas le adjudican una ventaja de 20 puntos y algunos sondeos vaticinan una diferencia de más de 30 puntos sobre Elisa Carrió, a quien todos los encuestadores ubican en el segundo lugar.¿Ganará realmente Cristina sin tener que ir al ballottage? ¿Será Carrió su segunda? Hay una encuesta que va a develar esas incógnitas el domingo. Es la encuesta más grande. Un sondeo que abarca a 20 millones de argentinos y cuyo resultado se va a conocer
That is all folks!!!!
Yes my dear friends, como dice la canción "todo concluye al fin"